martes, 1 de mayo de 2007

SEGUIME... NO ESTÁS SOLO.

Pentecostés es la fiesta de la Iglesia, la alegría de ser un solo cuerpo de Cristo, pero formado por muchos y diversos miembros. Y este dibujo nos quiere recordar eso.
Mirá la imagen... bajatelá y mirala bien... da para rezar un montón...
Yo la miraba cuando rezaba hoy. Me hablaba de una Iglesia joven, pujante, con pilas para transformar el mundo. Ese fuego sobre ellos es amor en acción, haciendo vibrar sus corazones con la fuerza de Cristo resucitado, empujándolos hacia todas las personas que estaban fuera, curioseando para ver que era ese ruido.
Yo veo acá retratados los dos momentos que implican Pentecostés:


  1. cuando descendió el Espíritu Santo sobre María y los apóstoles;

  2. cuando se juntaron a rezar con tanto fervor que brotó de sus corazones ese fuego que "quemaba" con el amor de Jesús todo lo que los rodeaba.

Dice la Biblia que estaban rezando cuando vino el Esp. Sto. sobre ellos. Sus corazones ya estaban "encendidos" por la esperanza en las palabras de Jesús. Y ese fuego divino los hizo romper sus temores, miedos, prejuicios, para poder cumplir la misión que Cristo les dejó: "hagan que todos los pueblos sean mis discípulos bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo".


Ellos cumplieron esa misión. Fueron regalando a otros ese fuego que hoy vive en cada uno de nuestros corazones. Ellos sacaron de su alma ese fuego para "incendiarnos" del amor de Dios.


Y hoy, en este nuevo Pentecostés que se nos viene, somos nosotros los que estamos llamados a juntarnos a rezar como Iglesia del Señor, para "quemar" todo con la fuerza joven que tienen las llamas que sembraron otros en nuestras almas. Sin vos, esto no es lo mismo. Nos hace falta tu fuego en nuestro barrio. Cristo hoy te necesita para cambiar el mundo.


Sumate a este desafío. Tenés nuestro mail en el blog para compartir tu riqueza y tus ganas con nosotros.


No tengas miedo. Jesús es nuestra fuerza, y el Espíritu Santo nos marca el camino para vivir en plenitud su alegría en comunidad y la esperanza de seguir siendo constructores de su Reino.


Que Dios te bendiga y la Virgen te proteja.


¡Viva Jesús!