
Estando allí Juan con dos discípulos y, fijando la vista en Jesús que pasaba, dijo:
—Ese es el Cordero de Dios.
Al oír estas palabras, los dos discípulos se fueron detrás de Jesús. Jesús se volvió y, al ver que le seguían, les preguntó:
—¿Qué buscan?
Le contestaron:
—Señor, ¿dónde vives?
Les dijo:
—Vengan y lo verán.
Lo acompañaron, vieron donde vivía y se quedaron aquel día con él; serían las cuatro de la tarde. (Jn 1, 35-39).